La entrada de los talibanes en Afganistán, la retirada de las tropas occidentales y los atentados en el aeropuerto de Kabul han conformado por el momento el más reciente episodio de una historia que tiene terribles consecuencias para el pueblo afgano, muy especialmente para los colaboradores con países extranjeros y para las mujeres. Es un reto urgente para la comunidad internacional intentar evitar ese sufrimiento, crear un pasillo humanitario, continuar con las evacuaciones, acoger a los refugiados, entrar en interlocución con los talibanes y ayudar desde dentro del país a una posible democratización.
Por si faltara poco, esta situación, que es la crónica de una muerte anunciada, tiene unas repercusiones geopolíticas que se venían perfilando desde hace décadas. Si en los años setenta del siglo XX se fue produciendo lo que Huntington llamó la “tercera ola de la democratización”, en la que España se incluyó, y que dio a luz nuevas democracias y consolidó las existentes, en los noventa se inició un proceso de recesión democrática que se acelera vertiginosamente. En el actual orden mundial se van imponiendopotencias autocráticas, como China, Rusia o Turquía, y van perdiendo fuerza las democráticas, como Estados Unidos y la Unión Europea.
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Fuente: El País