08 Jun
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Homenaje a José Montoya Sáenz de José Luis Tasset (Revista TELOS)

Se nos ha ido para siempre José Montoya Sáenz, “Pepe” Montoya, para todos los amigos de la SIEU, profesor ilustre y mejor amigo. Catedrático emérito de Filosofía moral de la Universidad de Valencia, anteriormente también de la Universidade de Santiago de Compostela, Catedrático de Filosofía de Bachillerato durante algunos años. Para nosotros, sobre todo, miembro fundador de la SIEU en el año 1990. Experto en Aristóteles y en pensamiento antiguo, especialista también en filosofía moral contemporánea, realizó numerosas aportaciones al conocimiento de la tradición utilitarista clásica. Que recordemos, mientras estuvo en activo participó en todos los congresos de la SIEU que organizamos y en el enorme trabajo de llevar adelante la revista Télos de la que fue coordinador de novedades editoriales. Su presencia fue constante en nuestras vidas durante más de treinta años. 

El recuerdo que muchos tienen será el de su presencia afable y su diálogo certero en las discusiones académicas, pero otros recordaremos también al José Montoya; y conversador sin parangón. Ese otro “Pepe” Montoya, que algunos tuvimos la fortuna de conocer, alcanzó entre nosotros momentos gloriosos: recuerdo a modo de ejemplo una disertación sobre cocina y sexualidad en el Castillo de San Felipe en Setúbal, durante un inenarrable Congreso Internacional de la ISUS en el que, en portugués y en inglés, tradujo durante varias horas recreándose en los detalles recetas y recetas de cocina española, riojana, valenciana, incluso portuguesa (los ingleses no tienen cocina) y sus efectos sobre las pulsiones eróticas, para primero la sorpresa y luego la admiración de James Griffin, de Fred Rosen, de José Sousa e Britto, de un boquiabierto Manuel Escamilla, todos amigos entrañables de la SIEU y ejemplos ilustrísimos del utilitarismo contemporáneo, mientras un empresario portugués, al parecer presidente de los casinos de Macao, nos miraba preguntándose cómo podía haber patrocinado a ese grupo de filósofos con apariencia de solvencia y seriedad pero que sin embargo básicamente hablaban de comida y de sexo; rememoro también una cena en Santiago de Compostela con Fred y Maria Rosen en la que nos descubrió a todos la magia del Godello; y no satisfecho con ello, se remontó etimológicamente a fuentes latinas para conectarlo con los cantos goliardos y la cultura de los caminos y la figura del wanderer

Y así era “Pepe” Montoya para algunos de nosotros: exultantes esperábamos a que acabaran las sesiones ordinarias de nuestros congresos, a que el tráfago de inscritos e invitados varios y varias se disolviera, nos escapábamos por las callejas de la ciudad que correspondiera (Santiago, Ferrol, Londres, Valencia, Barcelona, y otras muchas…) y allí esperábamos a que el auténtico José Montoya despertara: ante una copa siempre del mejor de los vinos (que pagaba él) y un buen plato de ibéricos (que pagaba yo), con un humor generoso siempre por su parte, un punto canalla y asesino por la mía, recorríamos ideas, libros, hechos, historias, para llegar siempre al final de todo: la risa, que todo lo humaniza.

Así que lo recordaré, lo extrañaremos, siempre sabio, culto, refinado, pero, sobre todo, divertido, alegre, entregado a una alegría humana y cordial. A su familia, finalmente, sólo nos cabe enviarles, desde la SIEU, todo nuestro afecto, nacido del cariño y de la admiración intelectual y humana por nuestro querido amigo y maestro José Montoya Sáenz.

Que la tierra te sea leve, José, a este lado del jardín de Epicuro.

José Luis Tasset


Esta entrada fue originalmente publicada en TELOS, Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas

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